Al igual que la bañera, una mampara envejecida u oxidada afea hasta al baño más bonito. Y no es sólo cuestión de estética, los elementos oxidados dan una imagen de suciedad que no nos podemos permitir en una zona como ésta. El cambio de mamparas puede ser una de las reformas de baños más agradecidas, debido a que su costo es fácilmente asumible y las molestias que conlleva su cambio son mínimas, más allá de una mañana o tarde. Y una vez puesta, te retiramos la vieja mampara. Si sois muy manitas podéis hacerlo vosotros mismos, aunque en el caso de mamparas de cristal os lo desaconsejamos: un ahorro en su instalación os puede traer consecuencias muy desagradables si la mampara estalla por una sujeción incorrecta.</li>